EQUO dice rotundamente no al maltrato animal en todas sus facetas: el uso de animales como divertimento en espectáculos y festejos populares, como «deporte» mediante métodos de caza no selectivos y otras prácticas que implican el distanciamiento de los animales de su condición natural para disfrute y aprovechamiento humano que tienen finalmente como consecuencia su sufrimiento.
Estamos inmersos en una época del año donde son cientos los municipios de nuestra geografía en los que, para celebrar sus fiestas, utilizan animales. Son estampas típicas del verano en España los toros ensogados, embolados, a la carrera, a la mar, vaquillas masacradas y los encierros. En EQUO estamos convencidos de que el ser humano tiene la capacidad suficiente para buscar y desarrollar actividades destinadas al disfrute y entretenimiento que no impliquen el maltrato ni el sufrimiento animal; y que, bajo nuestra condición más humana, el respeto y protección de cada ser vivo tendría que ser una de nuestras principales pulsiones y prioridades.
Pero los toros no son los únicos afectados, sino que este comportamiento se extiende hacia otras especies y bajo otros pretextos que la ya caduca tradición; como burros, cerdos, caballos y aves, entre otras. Estas últimas, muchas veces son víctimas de métodos de caza crueles y no selectivos -los cuales son repudiados y denunciados, además, desde EQUO por su condición ilegal- que además de proporcionarles un sufrimiento sin precedentes, ponen en peligro especies de aves protegidas.
En este sentido, el compromiso de EQUO está en el trabajo diario para que la tradición de la sangre y el maltrato se transforme en la de la empatía y el respeto hacia los animales y de que estos recuperen la dignidad que los humanos les arrebatamos hasta llegar a conseguir, más pronto que tarde, los derechos que les son inherentes a su naturaleza, y el fin de su tortura física y psicológica.
En palabras de Juan López de Uralde, coportavoz federal “desde EQUO vemos con preocupación el creciente gusto de los dirigentes de este país por el maltrato y el sufrimiento animal, y por este motivo entendemos que es necesario ir ampliando el círculo de solidaridad y empatía hacia ellos promoviendo una legislación que tenga como objetivo el fin de su maltrato. Nuestra formación hace suya el lema de la Plataforma La Tortura No Es Cultura, en la que estamos integrados y decimos, alto y claro, que la tortura no es arte ni cultura«.